Declaración doctrinal

La Iglesia Unión Centros Bíblicos "Trigales" es una comunidad de cristianos, cuyas creencias se fundamentan y sustentan en la infalible Palabra de Dios.

Creemos que las Sagradas Escrituras (los 66 libros canónicos del Antiguo y Nuevo testamento) son la Palabra de Dios, plenaria y verbalmente inspiradas por Dios y sin error alguno en los manuscritos originales. Constituyen una revelación completa de la voluntad de Dios para el hombre y por tanto, son nuestra autoridad final y suprema en todo asunto de fe y vida. 2ª Ti.3:16-17; 2ª Pe.1:21; 3:16: Jn.14:26; 16:12-13: 1ª Tim. 5:18.

Creemos en un solo Dios santo e infinitamente perfecto que existe eternamente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo (Trinidad). Cada una de estas tres personas posee la misma naturaleza y los mismos atributos y perfecciones de la Deidad. Dios es el Creador del universo y del hombre, y creemos en Su Amor, Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia. Dt.6:4; Iss. 6:3; 1ª Tim.2:5; 1ª Cor.8:6; 1ª Tim.1:17: Jn. 15:26; Mt. 28:19; 2ª Cor.13:14; Gn.1; Iss.27; 2:4.7; Sal.139:1-16; 1 Jn 4:8.

Creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios, que es a la vez Dios verdadero y Hombre verdadero, inseparablemente; creemos en Su preexistencia, encarnación real, engendramiento por el Espíritu Santo, y nacimiento virginal. Creemos en Su vida sin pecado, Su perfecta obediencia, Su enseñanza y Sus milagros. Creemos en Su muerte vicaria y expiatoria en la cruz, resurrección corporal y ascensión a la diestra del Padre donde intercede por los suyos. Él es cabeza de la iglesia. Mt. 1:18-20; Lc. 1:35; Jn. 1:1-14; 1ª Tim. 3:16; 1ª. Ped. 1:18-19; 2:24; 1ª Cor. 15:1ss.; Hch. 1:9; Heb. 7:26; Hch.1:11; Heb. 7:26; Ef. 5:23.

Creemos en la personalidad y deidad del Espíritu Santo, que regenera a todo creyente, lo bautiza en el cuerpo de Cristo, lo sella, y mora en él dirigiéndole, dando poder para la vida y el servicio, generando el fruto del Espíritu y repartiendo dones para el ministerio (creemos que algunos de los dones como lenguas y sanidades milagrosas han cumplido un rol fundacional). Jn. 14:26; Ef. 1:13; 4:30; Ro. 8:9; 1ª Cor. 12:1ss.13; Ef. 4:11ss; Gál. 5:16.22ss.

Creemos que el ser humano fue creado a imagen de Dios por un acto directo y sobrenatural de Él. Por el pecado del primer hombre, Adán, la humanidad incurrió en el castigo de la muerte física y espiritual, quedando de esta manera separada de Dios. En consecuencia, todos los seres humanos nacen con una naturaleza pecaminosa y son responsables de sus pensamientos, palabras y actos. El hombre necesita la salvación y no puede obtenerla por sus propios recursos, capacidades o actos de cualquier tipo. Cristo es el único medio dado por Dios para su salvación y seguridad eterna. Gen. 1:27; Ro. 3:23; 5:12; 6:23; Gá. 5:l7ss; Ef. 2:1ss.; Ro. 3:23.

Creemos que el ser humano fue creado a imagen de Dios por un acto directo y sobrenatural de Él. Por el pecado del primer hombre, Adán, la humanidad incurrió en el castigo de la muerte física y espiritual, quedando de esta manera separada de Dios. En consecuencia, todos los seres humanos nacen con una naturaleza pecaminosa y son responsables de sus pensamientos, palabras y actos. El hombre necesita la salvación y no puede obtenerla por sus propios recursos, capacidades o actos de cualquier tipo. Cristo es el único medio dado por Dios para su salvación y seguridad eterna. Gen. 1:27; Ro. 3:23; 5:12; 6:23; Gá. 5:l7ss; Ef. 2:1ss.; Ro. 3:23.

Creemos que cada persona que reconoce y confía en Jesucristo como su único Salvador y Señor por medio de la fe solamente, aparte de cualquier obra humana, es declarada justa ante Dios en virtud de la justicia y la obra salvadora de Cristo. Es nacido de lo alto y llega a ser un hijo de Dios creado en Cristo Jesús para buenas obras sirviendo al Señor. Todos los redimidos son guardados eternamente por el poder de Dios. Jn. 1:12-13; Ro. 3:21ss; 8:1, 29ss; 2ª Co. 5:17; Ef. 2:8-10; 1ª Jn. 5:11-12; Jn. 10:28-29.

Creemos que cada persona que está en Cristo ya es santificada, o sea, apartada para Dios, en cuanto a su posición ante Él. Dios ha hecho provisión mediante la obra de Cristo y el ministerio del Espíritu Santo para que el creyente pueda (apartarse) vencer el pecado y crecer en santidad, vivir una vida llena del Espíritu y consagrada a Dios. La santificación del creyente no será completa en su vida terrenal hasta el día de la redención final en los cielos. 1ª. Cor.1:2; Rom. 6:6, 11-13; Gál. 5:16; Ef. 1:7; 4:30; 5:17ss; 2ª. Ped. 3:18; 1ª Tes. 5:23; 1ª Jn. 3:2.

Creemos que la iglesia universal es el cuerpo de Cristo, de la cual Él es su Cabeza, compuesta de todos aquellos que confían en Jesucristo como su Salvador y Señor. La iglesia se inició en el día de Pentecostés por la obra del Espíritu Santo y representa el propósito especial de Dios durante la presente edad. Cristo constituyó para la iglesia las ordenanzas del bautismo por inmersión en agua y la Santa Cena. Los creyentes son llamados a testificar la verdad de la Palabra de Dios a través de su andar y de la proclamación del evangelio en todo el mundo. Estos son edificados por los ancianos y diáconos que cumplen los requisitos bíblicos y gozan del reconocimiento de la iglesia local y por los hermanos que ejercen sus dones espirituales. 1ª Co. 12:13; Ef. 1:22-23; Hch. 1:6; 2:41; 11:15-16; Mt. 28:l9ss; 1ª Co. 11:23ss.

Creemos en la existencia real del diablo, Satanás, que está en radical oposición y rebelión a Dios, tratando de destruir Sus obras y seducir a los hijos de Dios a pecar. Satanás, los ángeles caídos, y todos los demonios fueron vencidos por Cristo en la cruz y tendrán su fin en el lago de fuego. Gen. 3:1ss; Ap. 12:9; Col. 2:15; Ef. 6:12; Mt. 25:41.

Creemos que Jesucristo vendrá por segunda vez en forma personal, visible e inminente. Creemos en el arrebatamiento de la iglesia antes del regreso de Cristo en gloria y majestad. Creemos en la resurrección de los muertos, justos e injustos; los primeros para bendición y los últimos para perdición. Los que mueren en Cristo pasan inmediatamente a la presencia del Señor y sus cuerpos serán levantados en el día de la resurrección. Creemos que Dios juzgará a todo el mundo. Creemos en el establecimiento real del reino milenial en la tierra, y esperamos un nuevo cielo y una nueva tierra. Hch. 1:11; Jn. 14:3; 1ª Tes. 4:15-17; Jn. 5:28-29; 1ª Cor. 15:51-52; 2ª Cor. 5:1ss; Fil. 1:23; Apc. 3:10; 11:15; 19:11ss; 20:11ss.

Creemos que Dios estableció la autoridad civil después de la caída del hombre para administrar justicia y orden social a fin de que podamos vivir piadosamente y promover los valores cristianos en paz, controlar la violencia y regular las responsabilidades sociales de los hombres entre si. El creyente debe respetar al gobierno y obedecer las leyes en todo lo que no contradiga las enseñanzas de las Sagradas Escrituras y no dañe la conciencia del hijo de Dios. Todo gobierno humano es imperfecto, pero la esperanza del hombre es un gobierno perfecto, el cual Cristo establecerá en su reino milenial de justicia y paz. Gen. 8:21; 9:6; Hch. 4:19; 5:29; Ro. 13:1ss; Mt. 22:21; 1ª Pe. 2:13ss; Is. 9:6-7; 11:1ss.